Tras una semana de precipitaciones y bajadas sensibles de temperaturas, la ansiedad me ha superado. Subí a ver la Lera Sacos, pero las fumarolas de viento de norte que iban destapando la pedrera me desanimaron. El siguiente pensamiento fue el Fubillons, con su base herbosa, podría ser la solución a esta nieve sin transformar y fría.
Pero, antes de salir del valle de Pineta, mi mirada se desvió al Cuezo y una vez más contemplé la amplia canal entre pinos del Cuezo.
Tantas veces vista, pero que nunca había bajado con esquís. Rápidamente me olvidé del Fubillons y de que la nieve no había transformado y me fui a Espierba.
Desde la entrada de la pista de Diera hasta la cima del Cuezo, entre 20 y 30 centímetros. De una calidad excepcional. El único problema fue el olvido de que la nieve no había transformado. Un descenso magnífico y las lágrimas de los esquís en cada giro...
Kique