En una época en la que el calentamiento atmosférico y sobre todo su aceleración es evidente y poco discutible, llegamos a esta temporada en la que no se puede asegurar nada…

El invierno, o mejor dicho la nieve comenzó a asomarse en septiembre… Incluso se pudo esquiar… Se asomó en octubre y en noviembre. Todo parecía indicar que este año iba a ser prolífero en nieve. Aunque que después de cada ciclo de precipitación fría, volvía un ciclo otoñal cálido…

Y ahora diciembre, una sucesión de borrascas y bajas temperaturas nos acompaña desde hace unos días. Las cotas han sido bajas. Pero de la misma manera, la transformación de la nieve ha sido escasa. Tan solo en altura y según que orientación, las primeras nieves no se han ido y hay una base. Con lo cual y esperando esta transformación, debemos de elegir, para esquiar, zonas altas en vertiente norte o zonas en la que el suelo o la base sea herbosa.